Con la aparición del COVID-19 se aprobó la implantación de una medida insólita y de difícil previsión a la vista de nuestra situación sanitaria y el del conjunto de los países más desarrollados; el 15 de marzo de 2020 se inició el confinamiento de la población que duró hasta el 21 de junio de ese año. Esta situación, que ha marcado nuestra evolución reciente, pero de la que han transcurrido cuatro años, hace que haya transcurrido tiempo suficiente para revisar lo sucedido y plantear enseñanzas que nos sirvan para anticipar situaciones similares de futuro. El Ministerio de Sanidad ha abordado este proceso, sin que haya surgido en la sociedad debate alguno o el simple recuerdo de aquella situación.

Desde el Foro de Economía de la Salud del Colegio de Economistas de Madrid, consideramos que el debate sobre nuestro Sistema Nacional de Salud y su evolución debe tener un lugar preferente en la agenda de las diferentes administraciones públicas y agentes sociales por sus implicaciones para nuestro futuro y los niveles de bienestar de nuestra sociedad, más allá de su impacto económico. En lo que sigue ofrecemos un resumen de la evaluación del desempeño abordada por el Ministerio de Sanidad, planteando una serie de conclusiones finales que, esperamos, sirvan para llevar a la práctica medidas que permitan reforzar y mejorar las capacidades de nuestro SNS.

CONCLUSIONES DE LA EVALUACIÓN DEL DESEMPEÑO DEL SNS ESPAÑOL FRENTE A LA PANDEMIA COVID-19

La pandemia de COVID-19 ha impactado sobre todos los países y ha puesto a prueba sus sistemas de salud. Desde comienzos del año 2020 hasta la actualidad, los gobiernos y los sistemas de salud de cada país han tratado de dar respuesta a un acontecimiento sin precedentes en el último siglo.

Durante las cinco primeras ondas de la pandemia de COVID-19, se registraron en España, según fuentes oficiales, casi 5 millones de casos confirmados, 431.891 hospitalizaciones, 41.138 ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs) y 87.080 personas fallecidas.

En España, ha puesto de manifiesto las fortalezas y debilidades de nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS), algunas se han convertido en lecciones aprendidas que se incorporaron de inmediato a la práctica sanitaria, y otras, las más, todavía no han sido articuladas o están en fase de diseño e implementación.

El pasado mes de diciembre se presentó en el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS)  el informe, Evaluación del desempeño del Sistema Nacional de Salud ante la pandemia de COVID-19. El fin último de esta evaluación ha sido aprender de la experiencia, y ofrecer información útil que oriente la toma de las decisiones para fortalecer y cohesionar el SNS y hacerlo más resiliente frente a futuras amenazas pandémicas

Las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19 y las recomendaciones para afrontar futuras pandemias desarrolladas en el informe se sustentan sobre: 18 informes técnicos, la síntesis de documentación disponible y trabajos de campo, contando con la participación de personas e instituciones en 19 cuestionarios, 15 grupos focales, 60 entrevistas, 3 talleres y 2 encuestas.

En esta evaluación se contemplan 15 dimensiones de análisis estructuradas en 3 grandes áreas, propuestas por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS): gestión de la crisis, capacidades del sistema, e información y comunicación, y sigue las líneas marcadas por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (European Centre for Disease Prevention and Control, ECDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para realizar “After-Action Reviews” o Evaluaciones Post-Actuación (EPAs).

Lecciones aprendidas durante la pandemia COVID-19

Qué debimos hacer de otra manera

El informe destaca las siguientes lecciones aprendidas sobre áreas a mejorar:

  • Los problemas preexistentes en el sistema sanitario, destacando la distancia entre la salud pública y los niveles asistenciales, amplificada por las deficiencias en los sistemas de vigilancia epidemiológica y por unos recursos humanos estructuralmente infra-dimensionados.
  • El desconocimiento de los recursos debido a la ausencia de un adecuado sistema de información que obstaculizó una mejor respuesta a la pandemia.
  • La falta de protocolos en las residencias de mayores y otros colectivos vulnerables y la limitada coordinación entre el sistema sanitario y los servicios sociales puso en evidencia el distanciamiento existente entre el entorno sanitario y sociosanitario.
  • Las contraindicaciones surgidas en las respuestas ofrecidas por las diferentes administraciones durante la pandemia de COVID.-19 hicieron apreciar fallos de coordinación existentes en múltiples áreas.
  • Los errores de comunicación y las decisiones heterogéneas e ineficaces por el CISNS generaron confusión y desconfianza.

Qué hicimos bien

A pesar de los aspectos mejorables, los obstáculos encontrados, la falta de preparación y la tensión ocasionada en el modelo sanitario por la Covid, nuestro sistema sanitario demostró una gran resiliencia y respondió aceptablemente a la pandemia, dejando ver algunas de las fortalezas del sistema sanitario español.

Destacan particularmente que se afrontó, de manera autónoma, a la enorme demanda de atención de pacientes por los profesionales de la asistencia sanitaria, la salud pública y la atención sociosanitaria, si como la profesionalidad y la entrega de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

La excelente campaña de vacunación frente a la COVID-19, la creación de un mando único y la comunicación continua entre el gobierno central y CC.AA, la orientación prioritaria del sistema de ciencia y tecnología y en especial del sanitario, hacia la investigación en COVID-19, la rápida aplicación de tecnologías de la información y comunicación, las medidas de protección social y la comunicación permanente, son ejemplos de buenas prácticas en la gestión y control de la pandemia.

Recomendaciones para afrontar futuras pandemias

Tras la evaluación realizada se propone una hoja de ruta que cuenta con un total de 72 acciones agrupadas en 12 componentes (que integran las 15 dimensiones de análisis de la evaluación), que define las tareas a abordar en los próximos años con el objetivo de prevenir y afrontar una pandemia. Las medidas propuestas son:

  1. Redefinir los mecanismos de coordinación, planificación y preparación ante futuras pandemias (5 medidas) a través de elaborar planes de actuación ante emergencias sanitarias y de reservas estratégicas, disponer de censos actualizados de establecimientos críticos, etc.
  2. Actualizar la legislación que ampara las actuaciones en crisis sanitarias (3 medidas).
  3. Promover estructuras resilientes de salud pública, con suficiencia de recursos y procesos de trabajo normalizados (8 medidas) creando protocolos de vigilancia epidemiológica, modernizando los sistemas de alerta, reforzando la salud pública mediante la amplificación de recursos humanos, etc.
  4. Reforzar y revalorizar la atención primaria de salud, asegurando la suficiencia de recursos e impulsando nuevos modelos de relación (6 medidas) a través de reforzar la dotación de recursos humanos, evitar la duplicidad de consultas, etc.
  5. Fortalecer la coordinación nacional de los servicios de emergencias y urgencias sanitarias y la optimización de los recursos disponible (10 medidas) por medio de activar teléfonos de información y asistencia, definir planes de contingencia, fomentar la hospitalización a domicilio, etc.
  6. Robustecer la gestión de los recursos humanos y materiales, necesarios para hacer frente a crisis sanitarias (5 medidas) mejorando las condiciones de contratación de profesionales, implementando planes de formación continuada, profesionalizando la dirección y gestión, etc.
  7. Impulsar la investigación, desarrollo e innovación en salud pública (7 medidas) fomentando la contratación estable, incrementando la inversión en investigación, etc.
  8. Incrementar la capacidad analítica de la red de laboratorios y mejorar sus sistemas de alertas (5 medidas)
  9. Ampliar y reforzar los mecanismos de prevención y control de infecciones en entorno sociosanitarios y otros entornos residenciales (10 medidas) a través de reforzar los conocimientos sobre crisis sanitarias, revisar la calificación de nivel de agente biológico, etc.
  10. Priorizar el desarrollo e integración de los sistemas de información sanitaria que faciliten la gestión y el control de futuras pandemias (7 medidas) integrando los sistemas de información de los servicios de salud, incrementando el presupuesto destinado al desarrollo de sistemas de información de vigilancia epidemiológica, etc.
  11. Desarrollar programas que favorezcan la humanización de la atención y protejan la salud mental de los profesionales (2 medidas)
  12. Diseñar planes de comunicación específicos para crisis sanitarias, que aseguren la transmisión de información rigurosa y efectiva a profesionales y ciudadanía (4 medidas)


CONCLUSIONES FORO DE ECONOMÍA DE LA SALUD

Para abordar esta evaluación se ha desarrollado un ambicioso trabajo de campo, además ha contado con la participación de numerosas instituciones, profesionales y agentes sociales que ha permitido recabar abundante información y propuestas de actuación.

Este informe proporciona una hoja de ruta en la que se integran 12 componentes y cada uno de ellos con un abanico de medidas a desarrollar estructurando el horizonte temporal de estas acciones e identificando a quien corresponde su despliegue. En varios casos, estas medidas presentan carácter estratégico por lo que sus efectos se apreciaran a futuro, si se implementan de forma perseverante y continuada. Las medidas se describen sin profundizar sus contenidos, por lo que habrán de desarrollarse y perfilarse por el conjunto de actores implicados.

La puesta en marcha de estas medidas permitirá abordar mejor cualquier crisis similar a futuro entre estas la necesidad de contar con una normativa que permita responder con eficacia a estas situaciones, potenciar los mecanismos de coordinación entre administraciones y diversos recursos asistenciales, incorporar nuevos perfiles profesionales o la capacitación tecnológica de los existentes. El conjunto de las medidas propuestas impulsa la confianza en nuestro Sistema Nacional de Salud.

El informe incide en que existen reformas largamente aplazadas de nuestro SNS y de las profesiones sanitarias, sobre las que no se ha suscitado el acuerdo necesario para su abordaje y en este punto es necesario apelar a que las diferentes instituciones y administraciones públicas para que acometan este proceso.

Nuestro SNS ya tiene planteados desafíos importantes, como el envejecimiento poblacional o el relevo generacional de profesionales, por lo que este proceso de reforma se plantea como crucial para añadir nuevas capacidades que permitan afrontar el futuro. Como el resto de servicios que ofrecen las administraciones públicas, se enfrenta a la existencia de plantillas envejecidas y desgastadas, proceso de digitalización y una población más demandante de servicios públicos por encontrarse en situaciones de vulnerabilidad (envejecimiento, inmigración, etc.).

Esta crisis ha acelerado el proceso de transformación digital en todas las actividades, incluida la asistencia sanitaria; ello ha supuesto un cambio de hábitos en la sociedad y una aceptación generalizada de las TIC.

Desde el Foro de Economía de la Salud del Colegio de Economistas de Madrid, animamos a todos los agentes involucrados sean públicos o privados a impulsar el desarrollo e implementación de estas medidas. El propio informe señala el riesgo de que suframos nuevas pandemias en el futuro y que es necesario fortalecer nuestro SNS para que las podamos afrontar de la mejor manera posible, limitando impactos no solo en resultados en salud y en vidas humanas, también en el ámbito económico y social por sus repercusiones sobre la población más vulnerable.